miércoles, 6 de marzo de 2013

Capitulo 7


´´No puede ser, no puede ser`` me repito para mí misma al ver el panorama que tengo delante de mí: Está Shumo, pero eso no es lo que más me preocupa, porque detrás de él se despliega un grupo de seis o siete personas con sus respectivas espadas desenvainadas y preparados para lanzarse a por alguien en cualquier momento. En ese momento llegan los demás corriendo, seguramente por mi grito de antes y al ver lo mismo que yo sus caras se quedan desencajadas, bueno, todas no, la de Jalso sigue tan serena como siempre, sin embargo, su semblante se torna de sorpresa al ver a una joven muchacha que acaba de salir de la casa y le saluda con la mano mientras mantiene una sonrisa algo malvada y me mira desafiante. Es bastante atractiva, con una larga y rubia melena, unos ojos marrones, de estatura media, además, sus pantalones pitillo y su camiseta ajustada la hacen más irresistible aún, sonríe y me quedo asombrada, tiene una sonrisa increíble, aunque se le borra de la cara cuando Shumo le dice señalándome:
-Esa es Samara
-¿En serio? Me la imaginaba de otra forma, aunque eso me beneficia, acabaré con ella más fácilmente
-¿Pues a qué esperas?-le suelta Jalso
-¿Qué?-pregunto asombradísima
-Sígueme la corriente-me susurra-pues eso, que la mates si quieres- vuelve a afirmar
-¿Pero no te fugaste para protegerla?-pregunta Shumo sorprendido
-Veo que tanto tiempo contigo y todavía no me conoces bien, no, no la fui a proteger literalmente, quería que se lo tragasen todos para llevarlos a una trampa segura, aunque te me has adelantado
-Perfecto-asiente Shumo-como sigas así me acabarás quitando el puesto de no ser por una cosa
-¿Cuál?
-Que no sabes mentir-responde por Shumo la señoritinga perfecta
-Exacto-corrobora él
Se me abren mucho los ojos por la contestación sin querer, nadie lo nota excepto la chica atractiva, que me suelta de muy malos modos:
-Si esto te sorprende espera a saber lo que te oculta tu amado
-¿Qué?- ahora mi sorpresa es mayor aún
-Pues eso, que te lo cuente, ya verás cómo lo vas a odiar desde ese momento
-No me pienso meter en su vida, ni enfadarme con él por algo del pasado
-¿En serio? ¿Cuánto te has creído de lo que te ha dicho?
-Pues todo
-¿Incluso lo de que está enamorado de ti?
-Basta Lume- le corta Jalso de una forma que no admite réplica, aunque ella no se ha debido de dar cuenta, porque enseguida le responde con el ceño fruncido:
-Yo que pensé que tu actual novia tendría que saber…
-Cállate- le espeta ahora enfadado pero a la vez preocupado
-… que somos novios- acaba la frase Lume
¿Qué? ¿He oído bien? ¿La idiota de Lume acaba de decir que ella y Jalso son novios? No tardo en encontrar la respuesta, que sale de mi boca y hiere a Lume como un cuchillo:
-Ya quisieras tú, zorra asquerosa
A ella le sale un ligero gemido y su cara muestra dolor, pero enseguida se recompone y tras un grito de rabia e impotencia se me acerca con paso firme y me dice, bueno, más que decir me grita mientas gesticula mucho con las manos:
-¿Os creéis que todas las que son como tu podéis hacer lo que os dé la gana? Sois todas iguales: unas princesas que solo se ponen vestidos bonitos, te crees importante y que eres superior, pero apuesto a que no eres capaz de aguantar un solo día en el bosque tu sola, porque seas de la realeza eso no te da derecho a tratar a la gente como te dé la gana, a todas os ven como niñas buenas e inocentes, ¿y nosotros? A nosotros nos ven como gente fría y despiadada solo por tener una forma de pensar distinta a la vuestra, o por hacer cosas que a vosotras no os gustan o parecen bien, como por ejemplo ser nosotros mismos, vosotras no tenéis personalidad, y más que unas princesas parecéis actrices.
-¿Qué?
-Pues lo que has oído
-Pero… ¿Cómo de la realeza?
-¿No te lo han dicho tampoco?- Ahora es Shumo el que mete baza en la conversación
-¿Decirme el qué?
-Pues que eres la princesa de este bosque, por eso matamos a tus padres
La verdad cae sobre mí como un chorro de agua fría, me quedo helada, pasan lo segundos, minutos… y yo no reacciono, ni me muevo, ni pestañeo ni nada, únicamente los recuerdos florecen en mi interior a una velocidad vertiginosa, desde que me anunciaron que nos mudábamos hasta la última vez que los vi, en la que no había pensado que podría haber sido la última. Me mareo, se me nubla la vista, posiblemente por las lagrimas que están a punto de salir de mis ojos y solo me da tiempo a ver a Lume sonriendo maliciosamente antes de desmayarme por segunda vez en el día.

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