´´No puede
ser, no puede ser`` me repito para mí misma al ver el panorama que tengo
delante de mí: Está Shumo, pero eso no es lo que más me preocupa, porque detrás
de él se despliega un grupo de seis o siete personas con sus respectivas
espadas desenvainadas y preparados para lanzarse a por alguien en cualquier
momento. En ese momento llegan los demás corriendo, seguramente por mi grito de
antes y al ver lo mismo que yo sus caras se quedan desencajadas, bueno, todas
no, la de Jalso sigue tan serena como siempre, sin embargo, su semblante se
torna de sorpresa al ver a una joven muchacha que acaba de salir de la casa y
le saluda con la mano mientras mantiene una sonrisa algo malvada y me mira
desafiante. Es bastante atractiva, con una larga y rubia melena, unos ojos
marrones, de estatura media, además, sus pantalones pitillo y su camiseta
ajustada la hacen más irresistible aún, sonríe y me quedo asombrada, tiene una
sonrisa increíble, aunque se le borra de la cara cuando Shumo le dice
señalándome:
-Esa es
Samara
-¿En serio?
Me la imaginaba de otra forma, aunque eso me beneficia, acabaré con ella más
fácilmente
-¿Pues a qué
esperas?-le suelta Jalso
-¿Qué?-pregunto
asombradísima
-Sígueme la
corriente-me susurra-pues eso, que la mates si quieres- vuelve a afirmar
-¿Pero no te
fugaste para protegerla?-pregunta Shumo sorprendido
-Veo que
tanto tiempo contigo y todavía no me conoces bien, no, no la fui a proteger
literalmente, quería que se lo tragasen todos para llevarlos a una trampa
segura, aunque te me has adelantado
-Perfecto-asiente
Shumo-como sigas así me acabarás quitando el puesto de no ser por una cosa
-¿Cuál?
-Que no
sabes mentir-responde por Shumo la señoritinga perfecta
-Exacto-corrobora
él
Se me abren
mucho los ojos por la contestación sin querer, nadie lo nota excepto la chica
atractiva, que me suelta de muy malos modos:
-Si esto te
sorprende espera a saber lo que te oculta tu amado
-¿Qué?-
ahora mi sorpresa es mayor aún
-Pues eso,
que te lo cuente, ya verás cómo lo vas a odiar desde ese momento
-No me pienso
meter en su vida, ni enfadarme con él por algo del pasado
-¿En serio?
¿Cuánto te has creído de lo que te ha dicho?
-Pues todo
-¿Incluso lo
de que está enamorado de ti?
-Basta Lume-
le corta Jalso de una forma que no admite réplica, aunque ella no se ha debido
de dar cuenta, porque enseguida le responde con el ceño fruncido:
-Yo que
pensé que tu actual novia tendría que saber…
-Cállate- le
espeta ahora enfadado pero a la vez preocupado
-… que somos
novios- acaba la frase Lume
¿Qué? ¿He
oído bien? ¿La idiota de Lume acaba de decir que ella y Jalso son novios? No
tardo en encontrar la respuesta, que sale de mi boca y hiere a Lume como un
cuchillo:
-Ya
quisieras tú, zorra asquerosa
A ella le
sale un ligero gemido y su cara muestra dolor, pero enseguida se recompone y
tras un grito de rabia e impotencia se me acerca con paso firme y me dice,
bueno, más que decir me grita mientas gesticula mucho con las manos:
-¿Os creéis
que todas las que son como tu podéis hacer lo que os dé la gana? Sois todas
iguales: unas princesas que solo se ponen vestidos bonitos, te crees importante
y que eres superior, pero apuesto a que no eres capaz de aguantar un solo día
en el bosque tu sola, porque seas de la realeza eso no te da derecho a tratar a
la gente como te dé la gana, a todas os ven como niñas buenas e inocentes, ¿y
nosotros? A nosotros nos ven como gente fría y despiadada solo por tener una
forma de pensar distinta a la vuestra, o por hacer cosas que a vosotras no os
gustan o parecen bien, como por ejemplo ser nosotros mismos, vosotras no tenéis
personalidad, y más que unas princesas parecéis actrices.
-¿Qué?
-Pues lo que
has oído
-Pero… ¿Cómo
de la realeza?
-¿No te lo
han dicho tampoco?- Ahora es Shumo el que mete baza en la conversación
-¿Decirme el
qué?
-Pues que
eres la princesa de este bosque, por eso matamos a tus padres
La verdad
cae sobre mí como un chorro de agua fría, me quedo helada, pasan lo segundos,
minutos… y yo no reacciono, ni me muevo, ni pestañeo ni nada, únicamente los
recuerdos florecen en mi interior a una velocidad vertiginosa, desde que me
anunciaron que nos mudábamos hasta la última vez que los vi, en la que no había
pensado que podría haber sido la última. Me mareo, se me nubla la vista,
posiblemente por las lagrimas que están a punto de salir de mis ojos y solo me
da tiempo a ver a Lume sonriendo maliciosamente antes de desmayarme por segunda
vez en el día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario