´´¿Dónde
estoy?`` es lo primero que me pregunto al volver a sentir el aire en mis
pulmones, abro un poco los ojos para averiguarlo, pero lo único que veo es un
techo negro. Oigo pasos y me asusto, intento gritar, pero me doy cuenta de que
tengo la boca amordazada, alguien me ayuda a incorporarme y me doy cuenta que
es el mismo chico que me atacó en el bosque, me paro detenidamente a
examinarlo, es alto, delgado, de pelo moreno, y con unos ojos pardos preciosos, pero a la vez inquietantes.
Con extrema delicadeza me quita la mordaza y la tira a una esquina de la
habitación donde no le da la luz del sol que se filtra por la ventana. Mientras
pienso en como escapar de allí un ruido me sobresalta, el chico mira a la
puerta y me doy cuenta que puede ser mi única ocasión para conseguirlo, me zafo
de sus brazos e intento acercarme a toda velocidad hacia la puerta rezando en
que nadie peligroso pueda entrar mientras yo salgo, pero antes de que me dé
cuenta, tengo una espada reposando sobre mi pecho, esperando a clavarse en mi piel,
a quitarme la vida, intento gritar, pero mi grito suena ahogado, sin embargo sí
que suena bien alto y claro cuando la punta de la espada me hace un corte poco
profundo, estoy tentada de darle un puñetazo en toda la cara al chico, pero
antes de poder hacerlo, un hombre se asoma por la puerta y dice:
-Vamos,
Jalso, deja a la chica tranquila, si la matas, no podremos conseguir lo que
tanto tiempo hemos estad buscando.
Jalso le
dirige una mirada desafiante, pero la aparta con cierto temor, después me mira
a mí y me susurra:
-Puede que
no hoy, pero algún otro día te veré muerta como no hagas lo que se te dice.
Pero no
añade nada mas, ni una sonrisa de triunfo, ni demuestra enfado por no poder
hacerme nada, es como si su cara fuese una máscara, como si fuese impermeable a
los sentimientos. Se levanta y cierra la puerta, dejándome sola, pero no antes
sin decirme:
-Yo que tú
dormiría un poco, mañana será un día duro para ti.
Decido
hacerle caso, me acomodo en el suelo echa un ovillo con mi propio cuerpo y
aunque tengo miedo de que vuelva y me mate, el cansancio me puede y me duermo.
Me despierto
por culpa de un Jalso mirándome fijamente con la mano apoyada en mi hombro
herido, le aparto la mano enseguida y me
lo examino: la sangre está seca, pero la herida es reciente, por lo que
debo de llevar un día o así en este lugar, él esboza una sonrisa y me dice:
-¿Te
acuerdas de lo que pasó en el bosque?
¡El bosque!
Recordé vagamente a la niña, a su grito, al chico que seguramente fue Jalso, al
dolor…
-Veo que si
te acuerdas, te hice un bonito corte en el hombro, por eso te duele, pero mi
castigo por hacerte daño es enseñarte cómo funciona todo esto y primero, lo que
debes…
¡PLAASSS! Es
lo que suena cuando le pego un bofetón en toda su cara, sin embargo, no me da
tiempo a reaccionar y me aprieta el hombro herido con fuerza, sé que no puedo
hacer nada que no sea gritar, y así hago, grito con todas mis fuerzas hasta
quedarme sin aliento, justo entonces me doy cuenta, de que a pesar de la herida
y la sangre seca, tengo una ropa distinta a la que llevaba puesta cuando estaba
en el bosque, entonces me doy cuenta que probablemente llevo mucho tiempo aquí,
y que mi familia esté en graves problemas. Eso hace que me enfade más y me
intento poner en pié, pero lo único que consigo es dar dos pasos antes que
Jalso me vuelva a sostener y tras clavar sus ojos en los míos me diga en un
tono que no admita réplica:
-Ven conmigo,
y no intentes nada o será peor para ti, ahora mismo vas a ir a visitar a mi
amo.
No me da
tiempo a reaccionar cuando ya soy arrastrada hacia la puerta, Jalso la abre y
tengo ante mí un gran pasillo con gente andando por él, me quedo fascinada con
la decoración, es como un gran mosaico a lo largo de toda la pared, pero
enseguida me acuerdo que no estoy para observar nada y que ahora mismo estoy
yendo a ver al ´´amo`` de Jalso, por lo que le suelto:
-Supongo que
será el de antes ¿o me equivoco?
-Que aguda-
comenta en tono despectivo- y no se llama ´´el de antes`` es Shumo.
-Pues mejor
para ti.
Enseguida me
arrepiento de decir eso, porque toda la gente del pasillo donde me encuentro,
se gira para mirarme con cara de temor.
´´Así que a
Shumo le tienen miedo, genial, eso lo puedo usar para conseguir cosas`` no lo
pienso dos veces y me pongo a gritar a los cuatro vientos:
-¡Shumo es
horrible!, ¡todos juntos podremos con él! ¡Os trata como…!
-¿Cómo qué?-
dice tranquilamente Shumo, que acaba de asomarse por una puerta- no sabes con
quien hablas, ¿verdad? No, me parece que no. Jalso, ya no la quiero ver,
llévala a una celda.
-Claro,
seguramente allí tendrá tiempo a pensar comentarios positivos para la gente
mientras que buscamos a su hermano- comenta en el mismo tono Jalso.
-No sabes
quién es mi hermano- le digo intentando parecer calmada, aunque por dentro
estoy hecha un manojo de nervios.
-Te
equivocas- me responde con una tranquilidad que da miedo.
Acto
seguido, saca una fotografía de su bolsillo y dice en el mismo tono despectivo
que yo antes:
-Es el de
aquí, ¿o me equivoco?
Me quedo
fría, en su mano tiene una foto en la que salgo yo con mis padres y mi hermano,
yo tengo una cruz encima, y mi hermano otra, señal que ya lo ha capturado.
-¡NOO! Dejadlo
en paz, no le hagáis daño- voy gritando mientras Jalso me arrastra por un
pasillo hasta dejarme caer en una vieja celda, después siento cerrarse la
puerta con llave y me quedo más sola que la una. ¿O tal vez no? ¿Qué es eso de
ahí que se mueve entre las sombras?
-Hola
Samara- me susurra la voz cansada pero inconfundible de Mark.
No hay comentarios:
Publicar un comentario