El sol se
pone, me gustan los atardeceres, el cielo se va cambiando de color, empieza con
un ligero amarillo, luego pasa a un intenso naranja, después al rojo, mas tarde
a un rosado que cambia a un morado para que finalmente el sol desaparezca por
el este. Sin embargo no lo puedo apreciar bien, porque tengo los ojos hinchados
y me escuecen de llorar, he perdido la noción del tiempo que llevo sobre las
rocas de la cueva, posiblemente horas y horas.
Después de
la afirmación escalofriante de Kozy el cuerpo se me paralizó, una oleada de
sentimientos se me echó encima: miedo, impotencia, horror… No era capaz de
moverme del sitio, mis ojos estaban fijos en un punto y casi no parpadeaba,
Jalso se me acercó y me puso una mano en el hombro, Kozy me miró con una cara
que parecía decir: ´´Yo no quería decírtelo``, y solo pude reaccionar de una
manera: poniéndome en pie apartando la mano de Jalso de una sacudida y salir de
la cueva temblando como un flan, no sabía a dónde, pero eso cambió cuando vi
parte de las rocas sobresalir de ella, no dudé en encaramarme a ella y encontré
un hueco entre todas ellas, me senté, enterré la cara entre mis rodillas y
empecé a llorar con amargura.
De repente
siento un ruido detrás de mí, me giro y veo a Jalso acabando de escalar, se
pone en pié y me dice:
-¿Puedo
estar contigo?
-Claro- le
contesto sin ganas
Se me acerca
y se sienta a mi lado, también mira el paisaje, le miro de reojo y me doy
cuenta de que parece algo abatido, él se gira y clava sus ojos en los míos, me
mira con seriedad y me susurra:
-Tenemos
noticias de los otros
-¿Qué
dicen?- pregunto con temor
-Que han
encontrado a Mark, y que él ha reconocido que es un traidor y que se siente
orgulloso de ello
-Ah…- mi voz
suena muerta cuando lo digo
-Pero
todavía no le han hecho nada
-Todavía…-
repito
-Bueno,
puede rectificar su conducta
-Tratándose
de mi hermano es imposible
-Bueno,
nunca se sabe…
-Si se sabe,
tiene el ego muy subido y nunca cede ante nada, lo conozco bien
-Pero por
eso mismo te necesitan
-¿Eh?
-Que tenían
pensado que tu hablases con él, de hermano a hermano
-¿Ahora?
-No, ahora
no, pero lo que piensan es que igual se ablanda un poco o cambia su opinión si
se lo pide su hermana
Nos quedamos
un rato en silencio, pero al final yo lo rompo diciendo una frase que apenas es
un mormullo:
-Tengo
miedo…
-Lo sé- me
contesta Jalso mientras me pasa un brazo sobre mis hombros en modo protector
-Pero, ¿tú
crees que serán capaces de matarlo? Yo no veo a Kozy como un asesino
-Él no se
encarga de matar, de ello se encarga Antya, que es la Espadachina con más
experiencia
-¿Y tú?- le
pregunto cambiando de tema, porque siento que me voy a echar a llorar de un
momento a otro
-¿Yo qué?
-Que cuanto
tiempo llevas siendo un Espadachín
-Desde los
siete años, cuando vi como mi madre era asesinada
-Oh Dios, lo
siento- en ese momento deseé no haber sacado el tema
-No te
preocupes, lo tengo superado- me contesta intentando parecer tranquilo, sin
embargo se le ve algo afectado
-¿En serio?
-Sí, ya hace
mucho de eso, a los dos meses descubrí que había sido Shumo, por lo qué decidí
ir a matarlo yo para vengar a mi madre. Te lo puedes imaginar, a un mocoso de
siete años contra él- añade con una sonrisa forzada
-¿Y qué
pasó?
-Pues que no
tardé en tener su espada reposando sobre mi pecho y él me ofreció estar con él
aprendiendo el oficio de Espadachín, me negué rotundamente y un día caminando
por el campo me encontré con un hombre manejando una espada, le pregunté si me
podía enseñar y él aceptó, tras dos años lo conseguí superar, él me decía
siempre que tenia facilidad para la espada, y fue entonces cuando me nombraron
Espadachín oficial de La Agencia, era bueno, nunca fallaba en las misiones y no
tardaron en envidiarme, por lo que otros Espadachines se juntaron todos y una
noche intentaron matarme
-¿Y tú qué hiciste?
-Nada,
conseguí matar a doce o así, pero eran demasiados los que quedaban, por lo que
me escapé y cuál fue mi sorpresa cuando me di cuenta de que había llegado a la
torre de Shumo, sus centinelas me encontraron enseguida y me llevaron hasta él,
donde nuevamente me ofreció trabajar para él, yo no tenía ningún sitio al que
ir, y los demás me estaban buscando para matarme, por lo que acepté. Shumo me
enseñó nuevas tácticas de esgrima y las que ya sabía las perfeccioné, y, bueno,
un día me hizo levantarme temprano y me encomendó la tarea de…
-¿De qué?-
le pregunto al ver que se calla
-De matar a
la única persona que pudiera hacer que el Espadachín que pertenece a la Agencia
se revelara contra él
-Yo…- mi voz
apenas es un susurro cuando pronuncio esto
-Sí, tú, y
el resto de la historia ya la conoces
-¿Y tu
padre?
Su boca y
sus hombros se tensan inmediatamente, me mira con el ceño fruncido y susurra:
-Él me
abandonó cuando mi madre fue asesinada, lo último que me dijo fue: ´´Necesito
tiempo para pensar hijo, y sé que te las puedes apañar solo``
-Vaya… tiene
que ser duro
-¿El qué?
-Pasar de
tener una familia y al día siguiente perderla
-Sí,
aunque no fue tan duro
-¿Cómo no lo
va a ser?
-¿Cuál es tu
pensamiento más preocupante o del que tienes más miedo?
-¿A qué
viene esa pregunta?
-Tú contesta
-Pues que va
a ser, a que maten a mi hermano
-¿Y tus
padres?
Me quedo
helada cuando los menciona, caigo en la cuenta de que no me he preocupado por
ellos desde que conocí a Jalso
-¿Todavía no
has pensado en ellos, verdad?
-No- le
respondo asombrada por ello
-Pues eso
mismo me pasó a mí, estuve tan preocupado en sobrevivir que no podía pensar el
ellos, aunque cuando más necesitas no hacerlo, lo acabas haciendo, por ese
mismo motivo casi me matan los demás Espadachines, porque me recordaron a los
que habían matado a mi madre
-¿Están
muertos? Mis padres quiero decir
-No, están
en la torre de Shumo
-¡¿Qué?!
-Los capturé
antes de ir a por ti, es más, en cuanto soltaste aquella caja y echaste a
correr
-¡¡¿¿Me
estuviste espiando??!!
-No, a ti
no, a Mark, que nos había dicho que os mudabais y pensé que sería el momento
justo para matarte
-¿Y porqué
capturaste a mis padres?
-Porque no
sabía si eran Espadachines o no, y por si acaso
-¿Pero
siguen vivos no?
-Sí, vivos completamente
-¿Y si los
rescatamos?
-No
-¿Por?
-Porque
Shumo cree que están muertos, le hice creer que los maté
-¿Y dónde
están entonces?
-Si ya te lo
dije, en la torre
-¿Y Shumo no
se da cuenta?
-No, están
sedados y escondidos en el trastero
-Pero eso fijo
que es seguro ¿no?
-Que sí,
están perfectamente, aunque no pienses en ellos ahora
-¿Y entonces
en qué pienso?
-En mí- su
respuesta me llega a los oídos unas decimas de segundo antes de sentir sus
labios sobre los míos, le respondo al
beso y le abrazo con fuerza, cuando nos separamos jadeo, pero no me suelto de
él, me sonríe y yo hago lo mismo mientras murmullo:
-Es verdad
-Sí, ya es
la hora de que pensemos solo en nosotros dos- responde en el mismo tono que yo
-Será que no
lo hicimos en el bosque antes- bromeo separándome ligeramente de él
-Si no
hubiese estado Kozy…
-Ya… si te
soy sincera no sé lo que habría pasado
-Pues yo si-
responde antes de volver a besarme, me coge por la cintura y me obliga a
sentarme sobre sus piernas, le agarro por la camiseta y él se recuesta sobre el
suelo y me arrastra sobre él, le rodeo con mis piernas las suyas y nos seguimos
besando, me quita despacio la camiseta y yo suavemente los pantalones.
Y nos
perdemos en un intenso placer bajo las estrellas que están empezando a asomar
sin darnos cuenta de un par de ojos que nos espían entre unos arbustos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario