miércoles, 6 de marzo de 2013

Capitulo 12


-Eres tonto- le digo en cuanto Samara cierra la puerta de un fuerte golpe
-Habló- comenta desdeñosamente Mark
-¿Habló quién?-pregunto ya sabiendo la respuesta
-Pues al chico que no dura ni un solo día con su novia
-Solo está enfadada
-Sí, seguro, mira Jalso, conozco muy bien a mi hermana, y si algo se sobre ella, es que aunque esté enfadada, lo que dice siempre va enserio
 -Pues ahora si no te importa, me voy a buscarla para hacer las paces
Hago un amago de ir a abrir la puerta, sin embargo, con un movimiento rápido y habilidoso, Mark desenfunda su espada y le interpone entre yo y el picaporte y me susurra con una voz melosa:
-Yo que tu no haría eso
Le imito sacando también mi espada de su vaina y me pongo en guardia murmurando:
-No quieras luchar conmigo
-Vaya que sí lo quiero, tengo unas ganas locas de acabar con tu vida
-Pues empieza, pero te advierto, intentaré matarte
-Bien, digo lo mismo
Y no me da tiempo a reaccionar, se lanza sobre mí con un grito salvaje blandiendo su espada, sin embargo no me es difícil poder parar el golpe, que aprovecho el momento en el que se tambalea sobre su pierna izquierda para asestarle una fuerte patada en su estómago que lo impulsa hacia atrás y se cae al suelo con un golpe seco.
Me acerco dispuesto a asestarle un último golpe mortal en su pecho, llego a él, echo la espada hacia atrás y justo cuando la suelto con fuerza hacia delante, otra espada se interpone entre la mía y su objetivo. Levanto la vista sorprendido y veo a Shumo entre los dos, me mira a los ojos y susurra:
-No lo mates, lo necesitamos
-Pero…
-No hay peros que valgan, sabes de sobra que tengo razón
-Vale- concedo
-Bien, y tu- dice refiriéndose a Mark- levántate y da gracias a que he llegado a tiempo
Mark se levanta de forma un poco torpe y aprecio unos cuantos golpes y heridas, posiblemente por culpa de los barrotes de la celda contra los que ha caído, y me doy cuenta de que tiene toda la camiseta por detrás cubierta de sangre, tardo un poco en darme cuenta de que ha sido que se ha caído sobre el filo de su propia espada y no puedo reprimir una sonrisa de satisfacción, Shumo no parece darse cuenta, sin embargo Mark si, y me dice despacio entre jadeos:
-No me puedes matar, ¿o se te ha olvidado?
-No, sin embargo como me sigas tocando las narices de esta forma te mataré pase lo que pase
-Pues lo que pasara es que…
Y entonces Mark pierde el conocimiento y se desploma contra el suelo, parece muerto, sin embargo su pecho sube y baja lentamente, lo que indica que todavía tiene algo de pulso.
-Jalso, ayúdame a levantarle para llevarle a su habitación
-¿Y no lo podemos dejar aquí tirado?- pregunto sarcásticamente
-Ya sabes que no me gustan tus sarcasmos
-Lo siento, no lo he podido remediar
-Vale, pero ahora déjate de comentarios y ayúdame
Lo cogemos entre los dos, yo por los brazos y él por las piernas, y mientras subimos las escaleras Shumo me pregunta:
-¿Y qué tal con Samara?
Casi dejo caer a Mark de la sorpresa por la pregunta, lo vuelvo a agarrar bien y le contesto despacio meditando sobre las palabras que estoy usando:
-¿A qué te refieres?
-Vamos Jalso, lo sabes de sobra
-No…
-Sí, sí que lo sabes, y yo también
Ya hemos llegado al pasillo cuando le respondo haciéndome el inocente:
-Pues no
-Venga ya, ¿te crees que no me iba a dar cuenta de que te has enamorado de ella de verdad?
Silencio, vale, me ha pillado, no sé que responder, y él se debe de dar cuenta, por lo que me dice:
-Supongo que en la celda no ha ido muy bien, ¿me equivoco?
-No, no lo haces, le conté todo lo que había pasado  con Lume y yo
-Ay Jalso…
-No, no me digas nada más, yo quiero ser sincero con ella
-Bien, pero si no vas a explicárselo, la perderás para siempre
-¿Qué?- le pregunto confundido
-Pues que vayas a por ella, venga, no pierdas el tiempo, ya tendrías que estar saliendo por la puerta
-¿En ser…?
-¡SI!- exclama- ¡Vete antes de que pierda la paciencia!
Una sonrisa ilumina mi rostro, y mientras echo a correr hacia la puerta le grito:
-¡Gracias! ¡Te debo una!
-¡Si consigo que te cases y asientes un poco la cabeza no me deberás nada!
Sigo corriendo mientras hecho la cabeza hacia atrás y me rio al atravesar la puerta pensando que la próxima vez que lo haga, puede ser con Samara agarrada de mi brazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario